miércoles, 18 de julio de 2012

LA SOLEDAD DESESPERA


No eran mas de las diez de la noche, y Andrés, ya empezaba a impacientarse, había pedido empanadas a la pizzería a eso de las nueve y diez, y el pedido no llegaba, así que tomo el teléfono, fue hasta la heladera, marco el número de la pizzería y llamó, sonaba, sonaba y nadie atendía, espero un minuto mas o menos, corto y remarco, ahora le daba ocupado. Entonces, se dijo para sus adentros, que seguramente había mucho trabajo, era viernes y que seguramente en la pizzería habían faltado un par de repartidores y por eso tardaban mas que de costumbre, dejo el teléfono sobre la mesada de la cocina, agarro una revista Viva y se fue al baño con un cigarrillo a matar el tiempo, entro, se bajo los pantalones, se sentó en el inodoro y se relajo esperando que los intrusos intestinales se dignaran a salir de su cuerpo, mientras leía la columna de Paulo Coelho, sintió un fuerte escalofrío que le recorría todo el cuerpo, se dio cuenta de que el primero estaba viniendo y por como venia la mano, parecía que no iba a ser fácil que salga, dejo la revista sobre el bidé, coloco su antebrazo izquierdo bajo su panza y con la mano derecha se tomó de la tapa del inodoro como Tarzán a la liana, ya lo tenia, estaba casi afuera, después de unos segundos interminables de sudor y lucha constante, le estaba ganando al mal nacido, cuando de repente, siente sonar el timbre, no quiso asombrarse, pero el reflejo es inevitable, levanto la cabeza y todo aquello que había salido de su cuerpo, volvió a meterse como quien emboca una bola 8 en una mesa de pool. Enseguida le agarro el apuro, y no pudo evitar la frustración por no haber logrado su cometido, sin nada que limpiar, subió su pantalón, abrió la puerta del baño nuevamente y fue en busca del portero eléctrico.
-         ¿Si? – pregunto, conociendo la respuesta.
-         Sergio, baja… abrime boludo!
Andrés no podía salir de su asombro, todo lo que había conseguido, lo había perdido por que un pelotudo se equivoco de timbre, no podía creerlo. Pensó en putear al flaco que le corto la inspiración, pero enseguida reacciono y supo que seria demasiado vulgar, así que respondió
-         ¿Quien es?
-         Yo boludo, Cristian.
-         ¿Cristian? Que haces… nene, andate, no quiero verte, no puedo verte, quiero estar solo…
-         ¿Qué pasó? – Pregunto Cristian preocupado.
-         Nada, en serio, andate, esto no esta bien… olvidate de que existo – Dijo Andrés, agarró un zapato que había por ahí, y con el taco le dio a la mesa de madera del comedor.
¿Sergio? ¿Sergio? Preguntaba Cristian ya con mucha preocupación, del bolsillo izquierdo de su camisa tomo su Nextel, intento “handear” a Sergio, pero este le daba apagado, así que enseguida llamo a la policía.
Mientras tanto, una motito pizzera llego al hall de entrada del edificio, se bajo, tomo la caja de empanadas del baúl de plástico donde las traen, fue al portero y toco el 5º”C”, Andrés, no tardo nada contestar, ya que estaba todavía al lado del portero mirando por el canal de vigilancia, cual era la reacción de Cristian. Ya bajo, dijo Andrés, se subió al ascensor, toco PB y salio, le pago al repartidor, le dejó cinco pesos de propina y lo vio a Cristian sentado en el escalón del edificio, notaba que casi lloraba, de repente, ve que un móvil policial, estaciona rápidamente frente al edificio y en doble fila, dio media vuelta, y se fue a su casa a comer empanadas.
Sabía que después de comer, iba a poder cagar tranquilo.


By JML

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“Solo la soledad trae buenos pensamientos, aunque tenga mala prensa, de vez en cuando es bueno acudir a ella para obtener buenos resultados”